Pero esta historia tiene raíces aún más profundas. El inicio de la Escuela N° 2 se remonta al 5 de junio de 1878, cuando fue creada como una institución mixta para niños. Originalmente, funcionaba en una casa en el Cuartel II, sección Quintas, propiedad del inmigrante francés Pedro Casaux, quien había contribuido notablemente a la comunidad durante la epidemia de cólera de años anteriores. La escuela comenzó con dos grados, 24 alumnos, y bajo la dirección de Dolores L. de Fernández.
En 1879, la escuela se trasladó a la quinta de Antonio Bruzzón, donde pasó a tener dos grados con 68 alumnos y estuvo bajo la dirección de Elvira Peralta. Un año después, en 1880, se mudó al área urbana, en Rivadavia 49, donde funcionaron cuatro grados con un total de 117 niños. En 1885, la escuela cambió su enfoque, convirtiéndose en la Escuela Elemental de Niñas, con cuatro grados y 116 alumnas.
En 1886, volvió a ser una escuela mixta, con cuatro grados y 135 alumnos. En septiembre de 1895, se trasladó a un edificio cercano, donde permaneció hasta 1904, año en que concluyó su periodo de traslados. Finalmente, el 13 de marzo de 1906, la escuela reabrió con dos grados y 54 alumnos.
La escuela se reorganizó nuevamente, esta vez en la casa de José Piudo, ubicada en la naciente población de Empalme Lobos. Si tomamos una instantánea de ese año en Lobos, encontramos que el Intendente Municipal era J. Fernández de Cieza, el Juez de Paz era Eulogio Berro, el Cura Párroco Enrique Ferroni, y el Presidente del Consejo Escolar, Bernardo Tagliero (de 1905 a 1908). Ese invierno, las intensas lluvias aislaron vastas áreas, y las enfermedades contagiosas como la difteria, la escarlatina, la tuberculosis y la tos convulsa afectaron a la población infantil, lo que obligó a las autoridades a cerrar temporalmente las escuelas públicas, afectando a un gran número de alumnos.
En ese contexto, la Escuela N° 2 se estableció en Empalme Lobos. Su primera directora fue María Salomé Acevedo, una docente de fuerte carácter que lideró la institución con gran aprecio y reconocimiento por parte de la comunidad. En 1907, la escuela finalmente se mudó a un edificio propio, propiedad del Consejo Escolar, una construcción de mampostería con tres habitaciones donde permanecería durante cuatro décadas.
Con el tiempo, la escuela se afianzó en la comunidad, recibiendo principalmente a los hijos de trabajadores ferroviarios, quienes aportaron características peculiares a la institución. Estos trabajadores crearon una biblioteca, fundaron el Club Rivadavia en 1920, y apoyaron activamente la creación de la Asociación Cooperadora, una de las pocas que tenía nombre: "Luz a la niñez".
La educación es un proceso social que sólo se completa plenamente con la colaboración conjunta de la escuela, la comunidad y las instituciones que la apoyan. Este fue el caso de la Escuela N° 2, que trabajó en estrecha relación con el Club Rivadavia. A lo largo de su historia, ambos se apoyaron mutuamente en diversas iniciativas, como las funciones de cine en 1931 para recaudar fondos para la construcción del aula de 6° grado, las kermeses en 1932 con el mismo propósito, y el 15% de las ganancias de las romerías exitosas de diciembre de 1940, que Rivadavia donó a la escuela. En 1945, la Biblioteca del Club celebró el 135 aniversario del 25 de Mayo de 1810 donando una valiosa colección de libros a la Biblioteca Infantil de la Escuela. Durante todo este tiempo, la escuela y el club nunca dejaron de apoyarse de manera leal y generosa. En la primera mitad del siglo XX, el objetivo principal era lograr el funcionamiento de los grados 1° a 6°. Obtener el certificado de 6° grado era una meta fundamental para muchas familias, ya que abría las puertas a estudios secundarios o empleos calificados para sus hijos, aunque lograrlo era más una hazaña que un simple paso en comparación con lo que sería en la segunda mitad del siglo.
Los niños de Empalme y las áreas rurales circundantes enfrentaban numerosos obstáculos. En la década de 1910, quienes deseaban cursar el 6° grado debían asistir a la Escuela N° 1. Si los horarios de trenes no coincidían, tenían que cubrir la distancia en carruajes tirados por caballos, un lujo que pocos podían permitirse, incluso por un año. Los caminos de tierra, que se convertían en verdaderos lodazales en invierno, se volvían intransitables; los estrechos accesos cubiertos apenas con carbonilla eran resbaladizos y peligrosos; y el Canal Salgado (en la calle Emilio Castro) carecía de un puente para vehículos hasta 1927, por lo que no había más remedio que vadearlo o cruzarlo a pie por una pasarela improvisada para peatones.
En las décadas de 1930 y 1940, la comunidad finalmente logró reunir los fondos necesarios para ampliar el edificio, permitiendo impartir clases de 1° a 6° grado. Así, la Escuela N° 2 acogió a estudiantes que llegaban en carro, sulky o a caballo desde las quintas, el camino a Zapiola, o desde las escuelas N° 10 y 19, que sólo cubrían de 1° a 4° o de 1° a 5° grado.
De esos años de lucha constante, se recuerdan a docentes que destacaron por su dedicación más allá de lo esperado. Dos directoras dejaron una marca fuerte, a punto tal que durante sus períodos de trabajo muchos se referían al establecimiento como "la escuela de Pepa Torello" (por Josefa Torello de Di Giglio) o "la escuela de Tinata" (por Ernestina "Tinata" Vigón de Fullone). El corazón de Empalme Lobos todavía guarda un profundo agradecimiento hacia ellas.
En 1950, la historia de la escuela añadió un nuevo capítulo. En terrenos donados por el ingeniero Jáuregui, originalmente parte de la estancia de los Caminos, una familia de fundadores, el gobierno provincial construyó el actual edificio sobre la avenida Zapiola, acorde con los tiempos que corrían.
Pronto, la comunidad educativa emprendió un ambicioso proyecto con dos metas claras: evitar el desarraigo de la población escolar. Con dedicación, en 1965 se logró una de las metas: en las aulas de la escuela comenzó a funcionar un Jardín de Infantes. Posteriormente, se cedió parte del terreno para construir un edificio independiente para el Jardín N° 902, que inició su exitosa trayectoria como el primero en su tipo en el partido de Lobos.
Tras este logro, se continuó trabajando hasta alcanzar la segunda meta a finales de la década de 1960: las aulas de la escuela se abrieron para compartir en el turno mañana las clases con la recién creada Escuela de Enseñanza Media N° 1 de Lobos - Comercio de Empalme Lobos. Con esto, se consiguió el objetivo de ofrecer tres niveles de enseñanza en una pequeña localidad habitada por personas con visión de futuro.
A finales de 1970, graves problemas en el techo del edificio impidieron el inicio del año escolar en 1971. Durante ese año, mientras se solucionaba el problema, la escuela primaria funcionó en una casa alquilada por las autoridades, ubicada en la calle San Patricio 63, cerca de la calle Independencia. En 1972, la escuela regresó a su sede original, donde ha continuado funcionando con dos turnos, con una matrícula en constante crecimiento (lejos de los 54 alumnos originales, hoy son más de trescientos) y con una calidad educativa ampliamente reconocida. En las dos últimas décadas del siglo XX, la escuela se benefició con la instalación de teléfono, un salón de usos múltiples, y adelantos tecnológicos necesarios para la reforma educativa.
A lo largo de su historia, iniciada en 1878, la Escuela N° 2 de Lobos, llamada "Domingo Faustino Sarmiento" desde 1940, ha sido un pilar fundamental en la comunidad. Ha contribuido al surgimiento de otras escuelas y ha dejado una huella duradera en generaciones de alumnos que, sin importar a dónde los haya llevado la vida, recuerdan con aprecio sus años en sus aulas.
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