En la esquina de Sarmiento y Emilio Castro se encontraba el almacén de Juan Cozzi, un reconocido vecino de Empalme Lobos, que loteó los terrenos de su propiedad para dar lugar a esta zona que se conoce como Las Cinco Esquinas.
El diseño y la planificación comercial de la zona de Las Cinco Esquinas estuvo a cargo de su hermano e ingeniero, Atilio Cozzi.
Mirando desde la calle de acceso a la Estación, en el centro encontramos la Rotonda, inaugurada en 2017. Sobre calle Sarmiento y Vignales, la primera esquina donde se encontraba la peluquería de Balash, arriba un hospedaje. Más tarde en esa misma esquina funcionó una sucursal del correo.
Mirando desde la calle de acceso a la Estación, en el centro encontramos la Rotonda, inaugurada en 2017. Sobre calle Sarmiento y Vignales, la primera esquina donde se encontraba la peluquería de Balash, arriba un hospedaje. Más tarde en esa misma esquina funcionó una sucursal del correo.
En la esquina del centro, entre Vignales y Emilio Castro, una carnicería, y entre Emilio Castro y Sarmiento, el almacén de Juan Cozzi. Fue el establecimiento más importante de la localidad por muchos años.
Anuncio publicado el 18 de marzo de 1939 en el Periódico Lobos.
Junto con la Estación, el almacén de Cozzi era un punto de encuentro para los empalmeños. Era, junto con el Hotel Ferroviario, el único lugar en tener un teléfono. Su bar, ubicado a la izquierda desde su acceso era frecuentado por los tamberos que iban a llevar sus cargas a la Estación. Además, el almacén contaba con un surtidor de Texaco y servicio mecánico con fosa.
Trabajaron allí, entre otros "Lichi" Cavalli y Juan Taschieri.
Recuerdos de Juan Taschieri
Uno de los vecinos más conocidos y recordados de los primeros días de Empalme Lobos fue Juan Taschieri. En el libro Las Calles de Lobos, publicado en 1998 por el agrimensor Abel Fernández se repasan algunos recuerdos compartidos con el autor.
Siendo aún joven, Taschieri comenzó a trabajar como empleado en el almacén de Cozzi, donde una de sus tareas era despachar nafta de la marca Texaco utilizando un surtidor. Explicaba que la empresa Mignaquy importaba este combustible desde Estados Unidos y había designado al señor Cozzi como agente distribuidor en la región. Cozzi, a su vez, involucró a Vicente Linares, quien se convirtió en sub-agente y distribuía el combustible en Lobos.
La nafta llegaba por barco al puerto de Buenos Aires, en tambores de 200 litros, y luego era transportada a Empalme Lobos a través del Ferrocarril Oeste. En uno de sus relatos más interesantes, don Juan recordó cómo un día llegó a su lugar de trabajo un imponente automóvil. El conductor lo estacionó junto al surtidor y pidió 20 litros de nafta. Mientras realizaba el servicio, intercambió algunas palabras con el hombre, alto y corpulento, quien al marcharse le dejó una brillante moneda como propina, que luego descubrió era de los Estados Unidos.
La curiosidad lo invadió, pero fue resuelta cuando, poco después, se encontró con un amigo que emocionado le preguntó: "¿Viste a Firpo?". Solo entonces se dio cuenta de que había atendido nada menos que al famoso boxeador "Toro de las Pampas" Luis Ángel Firpo.
Otra cliente habitual era la señora Pacheco, propietaria del establecimiento Santo Domingo. Ella solía comprar combustible y otros productos de almacén. En una ocasión, observó un trozo de queso y pidió probarlo. Al satisfacer su solicitud y probar el queso, expresó su satisfacción y preguntó de dónde provenía. El señor Taschieri le explicó que era producido en Empalme Lobos, en la fábrica de los hermanos Egli.
La señora Pacheco se sorprendió, ya que creía que ese tipo de queso no se fabricaba en el país. Al pedir una pieza completa, simplemente comentó: "Es tan bueno como el que comí en París antes de venir aquí".
En 1993 con el fallecimiento de Juan Bautista Cozzi la propiedad ya en desuso entra en estado de abandono y sufre diferentes saqueos.
Desde 2016, estando ya la propiedad en manos del empresario local José Ifraín Marro, existe un proyecto de recuperación mediante la creación de un centro comercial, con locales de comida, oficinas y supermercado.
Desde 2016, estando ya la propiedad en manos del empresario local José Ifraín Marro, existe un proyecto de recuperación mediante la creación de un centro comercial, con locales de comida, oficinas y supermercado.
Debido al gran deterioro del edificio se decide derribar la parte superior del mismo, dejando la parte inferior de las paredes para reconstruir desde la línea original, respetando un estilo arquitectónico ferroviario.
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